Matutina para Damas | Sábado 17 de Agosto de 2024 | Dios oye |
Cuando somos infelices, la oración puede levantar nuestros corazones
-Julia Bristo
Al final del versículo 6 del capítulo 16 del libro de Génesis, leemos que Sara “comenzó a maltratar tanto a Agar” (NBV), “con tanta dureza, que al final ella huyó” (NTV). Sara “la afligía [a Agar]” (RVA-2015), “la humillaba” (RVC), tanto que el verbo original que se usa en este pasaje, ‘anah, es el mismo que se usa para describir el trato que Israel sufría en Egipto (Éxo. 1:12). En el caso de la esclavitud israelita, la mayoría de las traducciones al español usan la palabra “oprimir”. Así que la Biblia nos presenta a una mujer, Agar, que estaba siendo oprimida por otra mujer, Sara, con quien compartía esposo. Evidentemente, ser oprimida genera tremenda infelicidad..
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La causa de la opresión que estaba siendo infringida sobre Agar era la incapacidad de Sara de manejar sus emociones, resultantes de una mala decisión que ella misma había tomado: pedirle a su esposo que tuviera descendencia con Agar. A veces la opresión (el maltrato, la humillación) llega a nuestra vida de manos de alguien de nuestra familia, de nuestra fe, de nuestro lugar de trabajo, o de labios de quien nos necesita pero no sabe gestionar lo que siente ante lo que somos en su vida. Ese era el caso entre Sara y Agar; ¿cuál es tu caso? ¿Será que existe alguien en tu entorno que te está oprimiendo, maltratando y humillando? Si es así, te traigo esta mañana esperanza de manos del pasaje de Génesis 16. Agar se va, y el Señor le sale al encuentro, llamándola de la siguiente manera: “Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?” (Gén. 16:8, RVR95). Este es el único lugar de la Biblia donde Dios se dirige a una mujer por su nombre. En el diálogo que sigue, Dios le dice a Agar: “Darás a luz un hijo. Lo llamarás Ismael (que significa “Dios oye”), porque el Señor ha oído tu clamor de angustia” (vers. 11, NTV). Esa es la maravillosa noticia: Dios oye a una mujer que sufre. Querida amiga que hoy estás sufriendo, quiero decirte que Dios te oye en tu dolor, cuando vas a él en oración. En tu infelicidad, puedes confiar en que no estás sola. Ese solo hecho puede levantar tu corazón y llenarlo del gozo indescriptible en medio del dolor que solo Dios sabe dar. Por eso, “no te aflijas por nada, sino preséntaselo todo a Dios en oración; pídele, y dale gracias también. Así Dios te dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará tu corazón y tus pensamientos por medio de Cristo Jesús” (Fil. 4:6, 7).
El Señor ha oído tu clamor de angustia” (Gén. 16:11, NTV).